¿Puede una película predisponer a una adicción?
La historia de Federico nos dice que sí
Federico recuerda con claridad el día en que su vida tomó un rumbo inesperado, fue siendo niño (de 9 o 10 años) cuando le atrapó la película "Scarface", por la glamorosa representación de un narcotraficante que despertó en él una peligrosa curiosidad por la cocaína: "Era solo un niño, pero ver esa película me hizo pensar que las drogas eran la clave para tener poder, dinero y respeto", comentó en su participación en el podcast "La alegría de vivir en sobriedad", conducido por el Psic. Enrique Corral.
En el programa, Federico compartió su impactante historia de vida, desde su temprana exposición al mundo de las drogas hasta su camino hacia la recuperación, y hoy, con seis años de sobriedad, se considera un testimonio vivo de que vivir sin adicciones es posible cuando se cuenta con determinación y el apoyo adecuado.
A lo largo de su juventud, Federico intentó seguir un camino académico normal, por lo que se inscribió en diversas carreras, desde administración hasta ingeniería industrial y gastronomía, pero nunca logró completar ninguna. Su vida académica y profesional se vio continuamente interrumpida por una adicción que, silenciosamente, iba tomando el control de su vida. Siempre había una excusa para dejarlo todo, reflexionó, pero en realidad, era la adicción lo que me impedía avanzar.
El punto de quiebre llegó de manera abrupta cuando Federico tuvo un grave accidente automovilístico en un carro robado. Así lo narró: "Recuerdo despertar entre los restos del auto, con un fuerte dolor y la certeza de que no iba a sobrevivir". Esa experiencia cercana a la muerte lo obligó a reflexionar sobre las decisiones que había tomado hasta ese momento, pero sorprendentemente no fue suficiente para alejarlo de las drogas.
Después del accidente, un grupo de amigos de la preparatoria se le acercó para ofrecerle ayuda: "Ellos no se rindieron, incluso cuando yo me había rendido conmigo mismo", dijo con gratitud y agregó, "negué todo, decía que no tenía un problema, que podía dejarlo cuando quisiera".
Pero la vida tenía otros planes. El accidente lo llevó a pasar un tiempo en la cárcel, una experiencia que describe como un "despertar brutal". "Estar en esa celda me hizo darme cuenta de cuánto había perdido por culpa de la adicción. No era el lugar donde quería estar, pero era donde mis decisiones me habían llevado", confesó.
Fue en esos días de encierro cuando Federico empezó a reconocer la necesidad de un cambio, pues se dió cuenta de que debía dejar de culpar a los demás por sus problemas, y que él mismo había tomado las decisiones que lo llevaron a ese punto. Aceptar esta realidad fue un paso crucial en su proceso de recuperación.
Finalmente, Federico decidió buscar ayuda, aceptando la intervención de sus amigos y el apoyo de Misión Zoe. "Ese fue el momento en que mi vida comenzó a cambiar", aseguró. La comunidad terapéutica le ofreció las herramientas necesarias para enfrentar su adicción y también le enseñó la importancia de asumir la responsabilidad de su vida.
Hoy, Federico celebra seis años de sobriedad, un logro que atribuye no solo a su determinación, sino al inquebrantable apoyo de su familia, amigos y su fe en Dios. "No lo habría logrado solo. La red de apoyo que tuve fue fundamental para mi recuperación", afirmó emocionado.
Su historia es un poderoso recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una salida. Federico espera que su experiencia inspire a otros que luchan con la adicción a buscar ayuda y a creer que la recuperación es posible. "Si yo pude salir del abismo, cualquiera puede", concluyó.