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La importancia de apoyar sin rescatar.

Claves para la recuperación de una adicción



Por amor, miedo o culpa, algunas familias caen en “conductas facilitadoras” que perpetúan problemas de adicción en lugar de contribuir una mejoría, expresó la psicóloga Sara Rodríguez en su participación en el podcast "La alegría de vivir en sobriedad", donde se abordan temas especializados en salud y bienestar mental.

Uno de los temas más relevantes que trató Rodríguez fue la diferencia entre apoyo y rescate, ya que muchas familias, guiadas por la culpa o el temor, tienden a confundir ambos conceptos, lo que lleva a conductas facilitadoras, como ocultar las consecuencias de la adicción o evitar que la persona adicta enfrente la realidad de su comportamiento.

“Son acciones que aunque nacen de una buena intención, en realidad terminan perpetuando el problema porque facilitar no es ayudar”, aseguró la psicóloga, quien aclaró que la verdadera ayuda implica permitir que la persona adicta asuma las consecuencias de sus actos.

Este malentendido sobre el apoyo está directamente relacionado con el desgaste emocional que sufren los familiares, lo que Rodríguez describió cómo la repetición de estas conductas facilitadoras puede agotar emocionalmente a quienes rodean a la persona adicta. El miedo a perder al ser querido, la culpa por la situación o el amor mal entendido son factores que impulsan a los familiares a "rescatar" a la persona adicta, aunque esto prolongue el problema.

Establecer límites claros fue otra de las recomendaciones clave de la charla, pues la psicóloga señaló que, sin estos límites, las relaciones familiares corren el riesgo de convertirse en un terreno inestable donde el rescate se vuelve una norma.

“Los límites no son un castigo, son un acto de amor”, afirmó, señalando que estos ayudan tanto al adicto como a su entorno a empezar a crear una dinámica más saludable.

Sara Rodríguez también hizo hincapié en la importancia de que los familiares reconozcan sus propias conductas facilitadoras, pues muchas veces sin darse cuenta, estas acciones están sustentadas en una motivación emocional profunda, como el miedo al abandono o la creencia de que son responsables de la recuperación del otro. Reflexionar sobre estas dinámicas es un paso fundamental para cambiar la forma en que se ofrece apoyo.

El proceso de recuperación es un camino difícil no solo para la persona que sufre de adicción, sino también para sus familiares ya que de acuerdo a la experta, es importante entender que la adicción afecta a todo el sistema familiar, generando tensiones, resentimientos y dificultades emocionales.

La psicóloga también subrayó la relevancia de la educación en este proceso ya que el conocimiento sobre las adicciones y las dinámicas que giran en torno al apoyo y el rescate es clave para que las familias puedan ayudar de manera efectiva y en este sentido, Rodríguez recomendó a los familiares informarse y buscar apoyo especializado en comunidades terapéuticas como Misión Zoe, donde se brinda el acompañamiento necesario para afrontar el desafío.

Finalmente, Rodríguez propuso un cambio de enfoque en la forma en que las familias se relacionan con la persona adicta, pues en lugar de caer en el rescate, sugirió buscar formas más saludables y efectivas de apoyar, como fomentar la responsabilidad personal del adicto y mantener una comunicación abierta, pero firme: "Es un proceso difícil, pero no imposible", concluyó, alentando a las familias a buscar ayuda profesional y recordar que la recuperación es un esfuerzo conjunto.

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